En este Blog siempre estamos investigando y analizando para ti evidencias científicas, los últimos avances en cosmética y muchos otros temas de salud que tengan el potencial de mejorar la calidad de vida. Hoy es el turno de la vitamina C, también conocida como “ácido ascórbico”.
Nuestro cuerpo es responsable de mantener funcionando un montón de procesos bioquímicos que tienen lugar sin que nos demos cuenta. Para esta tarea vital, necesita combustible de distintas fuentes, algunas se alojan en las reservas de los órganos o en la sangre, pero muchas otras se las aportamos nosotros desde la alimentación.
Las vitaminas son sustancias orgánicas imprescindibles en los procesos metabólicos de los seres vivos, sin ellas el organismo no sería capaz de aprovechar los nutrientes.
Normalmente, con una dieta equilibrada podremos disponer de todas las vitaminas necesarias para obtener la nutrición mínima requerida. También podemos apoyar la ingesta con algunos suplementos para asegurarnos un aporte adicional o no entrar en posibles deficiencias.
La deficiencia de vitamina C puede llevar al escorbuto, siendo sus síntomas hinchazón, hemorragias en las encías y dolor articular.
Esta vitamina interviene en muchos procesos complejos del organismo y tiene incontables beneficios cuando lo consumimos de forma oral. Algunos de ellos son:
Existe diversa evidencia que nos dice que los niveles de vitamina C son más bajos en la piel envejecida. El estrés oxidativo generado en el día a día por los diversos factores que forman el exposoma de la piel -como la polución o la radiación UV- se asocian con niveles reducidos de vitamina C en la capa epidérmica.
Su principal función es la de ser un potente antioxidante, muy eficaz reduciendo el daño oxidativo de la piel, ya que es capaz de interaccionar con iones superóxido, hidroxilo y especies de oxígeno libre (es decir, los famosos radicales libres).
Pero no solo eso, estudios clínicos recientes afirman que reduce el eritema inducido por UVB en un 52%, la formación de células apoptóticas por quemaduras solares en un 40-60%. Además, reduce sustancias tóxicas inducidas por los rayos UV, gracias a lo que se reduce potencialmente el riesgo de fotocarcinogénesis.
La Vitamina C interviene muy positivamente en las funciones de la piel y por lo tanto en su aspecto exterior general. Veamos cómo actúa más en profundidad.
Si hablamos de firmeza, colágeno y arrugas, los fibroblastos de la piel tienen una dependencia absoluta de la vitamina C para la síntesis y regulación de colágeno. Además, mejora la elastina, ayudando a controlar la elastosis senil, propia de la piel foto-envejecida. También interviene desactivando unas enzimas llamadas MMP (metaloproteinasas), que se encargan de la degradación del colágeno.
2-En uso tópico, actúa como despigmentante
¿Manchas? La vitamina C también sirve para atenuarlas, ya que inhibe la acción de la tirosinasa interactuando con los iones de cobre en los sitios activos de esta enzima. La tirosinasa es la principal enzima responsable de la conversión de tirosina en melamina y, por lo tanto, con su uso disminuimos la formación de melamina y manchas.
3-Mejora la función barrera
La Vitamina C promueve la síntesis y organización de los lípidos de barrera que se encuentran en la dermis. Además, mejora el proceso de diferenciación de queratinocitos. Ellos son el tipo de célula principal de la epidermis, producen una importante proteína conocida como queratina, que ayuda a la piel a proteger el resto del cuerpo.
¿Qué te han parecido todos los beneficios que tiene la Vitamina C en nuestro organismo? Seguro que estás pensando en lo mucho que te conviene asegurarte de tener el aporte suficiente de esta maravillosa vitamina en tu vida. Y así es, definitivamente. Trata de incorporar algunos de los alimentos y suplementos que te recomendamos en este artículo. Igualmente te sugerimos elegir los productos de dermocosmética que la contengan. Y a disfrutar de una piel y un sistema inmunológico fuertes y sanos por mucho tiempo más.
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